Si sospecha que su hijo-a podría tener este problema, lo más recomendable es realizar una valoración por un psicólogo cualificado.

Un diagnóstico adecuado es imprescindible para un tratamiento efectivo.

Un diagnóstico precoz es igualmente imprescindible para una buena intervención,  adecuadamente los diferentes problemas que puedan surgir a lo largo de su desarrollo.

La evaluación de este complejo trastorno debe realizarse desde una perspectiva multiprofesional que aborde tanto la evaluación psicológica, la educativa y médica.

No existe una prueba única que por sí sola permita hacer un diagnóstico exclusivo y confiable.

Para establecer el juicio diagnóstico final es necesario recabar información de las diferentes fuentes que rodean e intervienen en el niño.

La evaluación debe incluir:

  1. Un examen médico completo para evaluar la salud general del niño.
  2. Una evaluación psicológica profesional.
  3. Una evaluación familiar para la cual se utilizan las escalas de comportamiento.
  4. Una evaluación escolar que incluya la historia académica y de comportamiento del niño en el aula.

El diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-V, que son los criterios diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (1994) o los criterios de la IE-10 (1992) reconocidos y establecidos por la OMS.